– PÍLDORAS DE BIENESTAR –
Quizás continúas de vacaciones, o a lo mejor aún no las has tenido. Puede ser también que ya hayas vuelto al trabajo. Y es que después de las vacaciones, a casi todos (me incluyo) nos cuesta en mayor o menor medida la vuelta al trabajo.
Las vacaciones nos sirven para descansar, desconectar y cargar pilas para el nuevo curso. Las hemos planeado y deseado que llegaran. Las hemos disfrutado, y después de los días de descanso: la vuelta a la rutina del trabajo.
El síndrome postvacacional: la vuelta al trabajo
Es común escuchar en estos días eso de síndrome postvacacional. Siempre digo que a los psicólogos nos encanta poner nombre de síndromes y trastornos a procesos que son normales. El síndrome postvacacional no es más que una sensación de tristeza, falta de energía o motivación ante la incorporación al trabajo o a la rutina después de las vacaciones. Esto es algo bastante común, eso sí, hay que tener en cuenta los grados y la intensidad de cómo lo sientes.
En vacaciones (y durante todo el verano) cambiamos horarios, ritmos y rutinas en muchos aspectos de nuestra vida: descanso, actividades, salidas y ocio, alimentación, relaciones sociales… Las vacaciones han sido pensadas (que no significa planeadas) y deseadas durante todo el año, quizás desde los últimos días de las anteriores. Son también la recompensa al trabajo realizado durante el año. Por ello, no es extraño (REPITO: ES UN PROCESO NORMAL) que nos cueste la vuelta al trabajo y a la rutina.
Además, al desconectar en vacaciones, a veces también desconectamos de nuestra realidad. Nos olvidamos de lo que no nos gusta, de los problemas que tenemos, de eso que nos cuesta resolver o manejar. Algo así como que lo ponemos en pause. Pero no significa, ni mucho menos, que desaparezca. Por eso, con la vuelta a la rutina que hemos dejado, entramos de nuevo en contacto con nuestra realidad. Y eso, puede pasar también a la inversa. Con el trabajo y los horarios que tenemos andamos en ocasiones con el piloto automático, y es en vacaciones cuando nos conectamos con lo que nos sucede.
¿Qué te puede ayudar para la vuelta al trabajo?
Sabes que no hay fórmulas mágicas, y que es un proceso personal. Cada uno vive la vuelta al trabajo de una manera diferente. Mientras unos lo desean, otros hasta tienen pesadillas con ello. Si eres de los que le cuesta volver, algo muy normal, te puede ayudar:
- No magnifiques la vuelta al trabajo. Es fácil decirlo, y no tanto sentirlo, lo sé. Vacaciones y trabajo son ciclos. A lo largo de las siguientes semanas hay días de trabajo y días de descanso, puentes…
- En la medida de lo posible, vuelve a la rutina de forma gradual. Date un respiro y permítete no estar al 100×100 desde el primer día.
- Seguimos en verano, hace calorcito y apetece ocio. ¡Combínalo!
- Revisa tu nuevo curso, el nuevo año que tienes frente a ti. Qué proyectos tienes, qué actividades, qué te apetece de él, qué no, qué te gustaría cambiar, qué quieres añadir y qué quitar. Es importante que tengas motivaciones, en lo laboral o en lo personal. Puede ser un buen momento para plantearte cambios.
- Presta atención para no cargar el año con demasiadas cosas. En la sociedad del hacer nos hacemos especialistas en añadir cosas a la agenda, y después nos pasa factura.
- Cuida tu cuerpo y tu mente: descansa, come bien, haz ejercicio…
- Y recuerda: Cuando no sepas qué hacer: párate y respira. Te ayuda a parar en momentos de más tensión y a tener claridad sobre lo que te está sucediendo.
Aunque volver de vacaciones cuesta un poco, si sientes que te cuesta de más, retomar las rutinas… ¿nos tomamos un té y hablamos?
Y siempre,
Caminando Contigo…
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