Píldoras de Bienestar
Tenía dudas sobre qué título darle a esta Píldora. Si ‘¿te das permiso para…?’ o ‘me doy permiso para…’. Me quedo con el segundo, y es que aunque estas Píldoras de Bienestar las escriba para ti, yo también me las tengo que releer de vez en cuando 😉 . Hoy quiero hablarte de los permisos.
Poniéndonos en situación
La vida, tal y como la conocíamos hace apenas un año. Aquí he hablado varias veces, y cada vez nos estamos dando más cuenta de ello, que vivíamos con prisa y sin pausa. Tareas, compromisos, en un hacer continuo. Sin apenas parar, y por momentos (demasiados) desconectados de quienes somos cada uno, de las necesidades y de los deseos propios.
Marzo de 2020. La vida se nos para de golpe. Nos pone de frente nuestra vulnerabilidad. Una pandemia que nos trae pérdidas, muchas y de todos los colores, y muchos sentires.
Pongo las dos realidades porque si era necesario darnos permiso antes, quizás más lo es ahora. No lo puedes dejar para después, o te pasará factura.
Algunos ejemplos
Todos tenemos, unos más y otros menos, nuestras propias exigencias o unos ideales a los que queremos llegar. Y como idea para orientarnos está bien, siempre que estén en consonancia con quienes somos. Pero a veces, estos deberías se convierten en nuestros verdugos y enemigos. Y el precio para llegar a ellos somos nosotros mismos.
Pongo un ejemplo para que quede más claro. Hace años cuando empecé a escribir este blog, tenía la idea de escribir dos artículos al mes. Y al principio era así. Con el tiempo, me doy cuenta de que no puedo, y no quiero, mantener ese ritmo. A escribir le sumo el trabajo en la consulta y la parte que hay detrás, y mi vida. No quiero esa obligación para todas las semanas o cada quince días. Darme permiso es aflojar y, en este caso, escribir menos. Y está bien.
Seguimos con otro ejemplo. Me permito no estar disponible para los demás. A veces aunque ‘esté libre y pueda’, decido no coger el teléfono, o no quedar o hacer un plan (y no solo por cuestiones pandémicas). Y está bien.
Y un último. Sigo diciendo que esta pandemia también está dando la oportunidad de muchas cosas buenas. Me permito más recogimiento, más silencio, más ‘ir a lo mío’ y aprender a disfrutarlo, a hacerlo sin culpa. Y está bien.
Me doy permiso para…
Como ves, darte permiso es una manera de cuidarte. Parar y escucharte. Darte el derecho de que sí puedes. Sentir. Equivocarte. Puedes hablar o callarte. Decir o no decir. Ir más lento o más rápido. Parar o seguir. Llorar o reír. Estar para ti y no tanto para los otros…
No es ser indulgente contigo mismo y que todo vale, y lo importante es lo mío y lo del otro me da igual. Se trata de tenerte en cuenta, de cuidarte. Aceptar quien eres, con tus sentires, con tus limitaciones. También es cambiar y mejorar. Sí, pero acercándote a lo que realmente eres, no siendo ‘lo que deberías ser’ o se espera que seas. Es un camino largo… que merece la pena.
Estamos viviendo un tiempo de mucha tensión y pérdidas, que toca a todos y a muchas áreas de la vida. Por eso, si antes eran necesarios los permisos, ahora más que nunca ¿no te parece?
Y tú, ¿a qué te das permiso, ¿qué nuevos permisos quieres darte?
Y siempre,
Caminando Contigo…
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