Un año más frente al teclado. Sigo sumando años a este proyecto. Quiero darte también las gracias, porque parte de este proyecto es también gracias a ti. Cada una de las personas que deciden que les acompañe en el camino, que leen lo que escribo, me siguen en redes… Y, como cada diciembre en los últimos años, me paro a escribir un escrito más personal y de reflexión.
Porque es bueno parar y reflexionar. Revisar lo andado, sentir y pensar si necesito hacer algún cambio, y seguir.
Y la foto que te traigo es de la gran nevada de Filomena. Todo se paró y disfruté. Con eso inicio el post. Y con esto lo termino.
Presencia, permiso y autocuidado
Estos fueron ‘mis objetivos’ para el año. Como decía, no como meta, sino el tenerlos más presentes. Estar más atenta a ellos.
Lo que empezó el año pasado como todo un universo que se abría a nivel online, ya es una realidad. Es increíble cómo de pantalla a pantalla, de casa a casa, la presencia y el calor humano traspasa. Más allá de que pueda ser más cómodo por tema de desplazamientos, ahorro de tiempo…, es que ¡funciona!
Y lo he incorporado en mi trabajo. Me replanteé hace unos meses cómo quería seguir trabajando, incorporando mi realidad, y la respuesta fue la combinación de ambas. El año pasado me mudé a la sierra, fuera de Madrid ciudad, y los desplazamientos son mucho más largos que mis quince minutos andando de antes, cuando vivía cerquita del despacho. Y en esa escucha (que tanto recomiendo), me escuché y he instaurado el cambio. Unos días en el despacho y otros online desde casa.
Me doy cuenta que la naturaleza y el silencio me dan vida. Y, en parte gracias a ello, me siento más conectada con la vida y conmigo. Voy con menos prisa por la vida.
Y hablando de conectar. Me siento más conectada conmigo, escuchándome más, más presente, en lo que necesito, en lo que quiero poner un límite… Que no significa que siempre esté, pero sí que está más presente en mi vida.
Esto me lleva también a responsabilizarme más de lo mío, y echar menos balones fuera y culpar al otro. Yo tengo mi parte en cómo suceden las cosas y cómo están en mi vida, cómo son mis relaciones… Y, como siempre digo, me da el superpoder de actuar, de poder hacer cambios, de que no todo dependa del otro…, está en mis manos.
¿Y para el nuevo año qué?
Revisando mi año, quiero seguir ‘trabajando’ en ello. Tener presencia en mi vida (conmigo, mis relaciones, mi trabajo…), seguir dándome permisos y cuidarme mucho. Que no se me olvide lo conseguido. Y si se me olvida (que también se me olvidará), recordármelo y retomarlo.
Como algo ‘nuevo’, quiero poner más placer. Que no es nada más y nada menos que algo, lo que sea, me siente bien y disfrute con ello. Quiero hacer mi vida más placentera, añadir más placer y más presencia en el disfrute, en las pequeñas cosas y en las más grandes, en mi día a día, incluso en mis obligaciones y quehaceres.
Y hasta aquí por hoy. Parar y reflexionar. Compartirme también contigo.
Terminando el 2021…
Hoy también permíteme, que en lugar de Caminando Contigo, sea
Caminando Conmigo…
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