Píldoras de bienestar
Para mi uno de los objetivos en la terapia (y en la vida) es adquirir cierto grado de madurez emocional o, por lo menos, aproximarnos a ella. De hecho, hay muchas personas que cuando les pregunto por qué vienen a terapia están buscando eso, aunque sea dicho con otras palabras. Por ello, hoy quiero hablarte de qué es la madurez emocional, o lo que entiendo yo por madurez emocional.
¿Qué es la madurez emocional?
La podríamos definir como la capacidad que tiene una persona para afrontar y manejar los distintos acontecimientos que tenga en la vida de una manera equilibrada.
Esto, dicho de otro modo, es conocerse y escucharse a uno mismo. Es saber lo que se está moviendo por dentro y se está sintiendo y, en función de la situación (nosotros, los otros, el mundo) y lo que ésta demanda, es ‘adecuarse’ a ella.
Es poner en marcha los recursos y las herramientas que se tienen. Y si faltan esos recursos, construirlos o saber dónde encontrarlos. También es quedarse en esa ‘falta’, porque no toda situación sabremos cómo o podremos manejarla.
¿Qué es también la madurez emocional?
La madurez emocional no es no sentir miedo o culpa, por poner unos ejemplos. Es sentirlo, y sostenerlo. Es aprender a transitar lo que estemos sintiendo. No es no tener según qué emociones o sentimientos. Todos son válidos. Depende de la intensidad de lo que sentimos y de lo que hacemos con ello.
Es conocer nuestro límite, nuestra dificultad, nuestros ‘fallos’. Acogerlo, contar con ello y no dejarlo de lado.
Aprender a fluir con la vida, manejar la incertidumbre, confiar… es madurez emocional.
También implica tener en cuenta al otro. Es un ser independiente de ti con su individualidad. Empatizar con lo ajeno sin ahogarte en ello. Y recordar eso de que la libertad de uno termina donde empieza la del otro.
Y aquí podríamos seguir y seguir con más aspectos sobre la madurez emocional, pero para empezar con esto es suficiente 😉.
¿Cómo mejorar la madurez emocional?
Sabes que no hay fórmulas mágicas para la vida. Sí te dejo algunas recomendaciones que te ayudarán:
– Es fundamental conocerte. Y en eso te ayuda la terapia. Pero evidentemente no es la única manera. Tener curiosidad por lo que te sucede, cómo lo vives y lo manejas… Es parar y agudizar los sentidos hacia ti mismo.
– Siempre recomiendo llevar un diario personal. Es un cuaderno del viaje de tu vida. Te ayuda a parar, poner orden en lo que te pasa por dentro y te puede dar pistas para ver por dónde seguir.
– Estar aquí y ahora. Poner atención a lo que sientes, piensas, actúas, te relacionas… aquí y ahora. El allí y el entonces te ayudará, sin dejar de lado el presente.
– Ser responsable de lo tuyo, de tu parte. No vale echar balones fuera. Tú eres responsable de tu vida. Por supuesto que no podemos dejar de lado la realidad y lo que te sucede. Pero depende de ti el cómo lo vivas y lo que hagas con ello. Hacerte responsable de tu vida es un superpoder.
– Saber que es un proceso. Quizás lo que no te salga hoy, saldrá mañana o pasado. Es un aprendizaje que no termina nunca.
– Darte permiso a fallar, a que no salga, a que hoy no te apetezca probar a hacerlo de otra manera. Es cuidar las exigencias hacia ti y la manera de hablarte.
Y hasta aquí unas notas de lo qué es la madurez emocional. Y, repito, lo que para mi es la madurez emocional. Quizás te resuene. Sientas que estás en ello o que te gustaría profundizar… ¿Nos tomamos un té y hablamos?
Y siempre,
Caminando Contigo…
Consulta de psicología en Atocha-Arganzuela y terapia online
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